avila encantadora

domingo, 30 de enero de 2011

Propositos y despropositos.

Cuando comencé este blog tenía el firme propósito de escribir, al menos, día por medio, luego a medida que fue pasando el tiempo se me hacía cada vez más difícil cumplir con la premisa, opte en crear la entrada al menos una vez por semana, eso tampoco lo pude cumplir y ahora simplemente escribo cuando puedo y en ciertas oportunidades hasta me he visto obligado a redactar bajo presión a mi mismo, pues ya esta bueno, que es el caso de hoy.

Mi padre, Lorenzo, y mi tío Avelardo (así con "v" corta), decían siempre, "Todo está bueno...hasta que se echa a perder", al principio creí que escribir me resultaría más divertido, luego comencé a pensar de que realmente no tenía la suficiente pasta para esto, y por último tuve la percepción de que ni siquiera mis amigos me leían, es muy difícil que una persona que no tiene un gran circulo de amistades y conocidos tenga un caudal de lectores interesantes, tampoco tengo el tema que me asegure la llegada a través del "boca a boca", y eso es peligroso pues siempre está la tentación de recrear algo de lo que se ha venido leyendo "por ahí", y de eso al plagio "sin querer queriendo" hay un trecho demasiado cercano, espacio que no quiero ni siquiera merodear, ya que siempre he considerado que la escritura es una expresión demasiado personal, como para contaminarla con influencias externas.

Eso me trae precisamente al tema central de hoy,..¿para quien escribo?, y hasta este momento hasta yo mismo estaba confundido, y es ahora que caigo en cuenta que los que tenemos la dicha de poder expresarnos,bien o mal, a través de la escritura, lo hacemos en primer lugar, y en segundo y en tercero, para nosotros mismos, para poder execrar formas de sentir y pensamientos que agobian nuestro espíritu, que nos inquietan, al verlos plasmados en letras dejan de tener el aspecto amenazador que presentaban antes de concretarse en lo que ahora son...algo así como el alivio de una confesión.

Esto me trae a una reflexión de Ariosto sobre lo enigmatico de la vida ; El decía "El que puede no quiere..el   que quiere no puede, el que sabe no lo hace y el que no sabe lo hace..y así el mundo va".

lunes, 17 de enero de 2011

Volviendo a un viejo amor.

Tengo casi un mes que no escribo en el blog, y la última entrada no la debiera considerar como tal pues simplemente transcribí un articulo de el periódico, ese desencuentro con esta página habría que imputarselo a la salud, mejor dicho: a mi mala salud.
Pero basta ya de justificaciones!, debo reaccionar, y trataré de mantenerme vigilante desde esta atalaya, mi obligación es con los que sienten dolor por las injusticias, aquellos que quisieran decir y no pueden porque las palabras no les brotan, he aquí mi reflexión de hoy:

En un estado de derecho, la fuerza debe ser monopolizada por la autoridad, pero administrada con ecuanimidad, honradez y justicia.Este instrumento estructural debiera servir para conseguir la seguridad de sus habitantes, impidiendo que cada quien haga lo que le dé la gana y lleguemos a un estado donde impere "La ley del más fuerte", es así como se logra evitar la anarquía e impedir que ciertos colectivos obtengan ilimitado poder en desmedro de otros.

Por el contrario, estamos ahora viviendo en un país donde desde las altas esferas se enseña, a través de dichos y actos,a destruir el pensamiento disidente, impidiendo que con libertad las personas puedan expresarse e informarse, ello se hace utilizando los poderes en beneficio propio, obstaculizando y limitando el disfrute de derechos que son consagrados por la constitución.

En este o cualquier otro sistema, debieran prevalecer siempre los principios que nos garantizaran a todos: convivencia pacifica, porque las normas deben estar por encima de los comportamientos.

Todos deberíamos reaccionar frente a actuaciones que no son consonas con nuestro sentir democrático y pacíficamente ayudar a parar un proceso de destrucción que atenta contra los derechos humanos de todos, lo mas sagrado, el acelerado deterioro de la calidad de vida, como pudiera ser; perder la paz, la seguridad, el trabajo, la democracia, las garantías constitucionales y nuestros valores.