avila encantadora

sábado, 9 de octubre de 2010

DESDE SIEMPRE

El primer recuerdo que tengo de mi mamá es de cuando tenía tres años, ella me llevaba en los brazos cuando salia temprano en la mañana para comprar en el mercado, pero antes se detenía en la iglesia a rezar, yo recuerdo haber despertado, mirar hacia arriba y ver las hermosas pinturas de la iglesia, y la angelical cara de mi madre.
Igual de angelical han sido en mi vida, mis tías, que hubiera sido de mi sin la guia, la educación y el rigor de una, la mayor, y la bondad, complicidad y premisividad de la otra, la menor. Eran entre las dos: el equilibrio perfecto, una me enseñó el manejo del dinero, me inculcó el tener siempre presente el valor de las cosas, la otra me enseño con su ejemplo lo que significaba la entrega, la generosidad, la amistad.
La mayor tuvo la dicha de tener un abnegado esposo, una hermana que siempre a la sombra de ella sacrificó su vida, la entregó sin condiciones, apoyando la en todo momento hasta sus últimos días, a mi me tocó el papel mas suave, el del hijo varón que la vida no le permitió, pero: sobretodo mi papel más importante fue el ser sobrino dilecto de la menor, su hermano, su amigo, su compinche.
Cuando pienso en todo lo bueno que me ha sucedido en la vida agradezco infinita mente el poder haber compartido con esta persona que me dio tanto, sin yo haberle dado nada, material me refiero, ya que en amor todavía hoy sigue siendo el centro de mi atención.
Soy poco afecto a tratar públicamente mi vida intima, pero este es un pequeño homenaje que le debo a  ella, y que hoy aquí en este espacio quiero recordar.
HONOR A QUIEN HONOR MERECE.

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